El actor Luis María García se ha convertido en el símbolo del mercado con su impresionante encarnación de don Quijote. |
En concreto, los ediles acordaron en pleno el primero de mayo de 1862 “que para lo sucesivo se celebre el natalicio de Cervantes, el día nueve de octubre de cada año, con iluminación, colgaduras y demás festejos públicos que se creyesen convenientes según las circunstancias”, por ignorarse la fecha de nacimiento del escritor y ser esa la única referencia temporal de la que se tenía certeza documentada y absoluta de su llegada al mundo.
La placa que durante décadas señaló la falsa casa de Cervantes en una tapia del solar que hoy ocupa el Teatro Salón Cervantes. |
Para entonces el 9 de octubre ya era ocasión de veladas de música, teatro, lecturas o actos sociales en honor de Cervantes. También se convirtió en la jornada señalada para los grandes fastos en recuerdo del escritor y su obra. El primero importante fue en 1879: aquel 9 de octubre se inauguró la estatua de Cervantes en la plaza mayor alcalaína, obra de Carlos Nicoli; la misma, o parecida, que reclamó la setenta años antes el denostado José Bonaparte, al echar de menos una efigie del Príncipe de los Ingenios en una visita a su patria chica.
En 1905 se conmemoró el tercer centenario de El Quijote, pero las celebraciones se concentraron en la primavera. Más protagonismo se le pensaba dar al 9 de octubre de 1916, año del tercer centenario de la segunda parte de la novela y de la muerte de Cervantes, pero el estallido de la Primera Guerra Mundial dos años antes desbarató todos los planes.
En Alcalá se despositaron muchas esperanzas en aquellas efemérides, como hito para que la ciudad fuese escenario de grandes actos culturales y se impulsara al fin el viejo proyecto de construir un gran museo y biblioteca cervantinos, pero ni el ayuntamiento ni el Gobierno central dispusieron de recursos.
Hubo que esperar a otra efemérides, el cuarto centenario del nacimiento de Cervantes en 1947, para que el octubre cervantino volviera a brillar. El mismísimo general Franco presidió la ceremonia principal, en vísperas del día 9, que incluyeron la reapertura de la capilla del Oidor, única estancia salvable de Santa María, incendiada por los milicianos y bombardeada por los nacionales durante la guerra; y la presentación de la réplica de la pila bautismal de Cervantes, con trozos de la original incrustados.
Pasó casi un cuarto de siglo hasta encontrar otro 9 de octubre relevante. Tras la irrupción de la primera corporación municipal democrática, en 1980 se decretaron los festivos locales de Alcalá, que quedaron emplazados en el 6 de agosto, fiesta de los patronos Justo y Pastor, y el día del bautismo de Cervantes. Fue a partir de entonces cuando comenzó a ser conocida popularmente esta fecha como el “San Cervantes”, por aquello de que las fiestas locales suelen coincidir con días de santos, y por ponerle un poco de sorna, aunque sin propósito de ofender, pues esta denominación, como se decía al principio, no es del gusto de muchos vecinos, que no comulgan con la idea de la santidad civil.
Al calor de la festividad local, los actos sociales y culturales no han hecho más que crecer, a pesar de que muchos alcalaínos que trabajan o estudian en Madrid no puedan disfrutarla plenamente. Pero fue en 1999 cuando se registró la novedad más revolucionaria en torno a la celebración de la fecha: ese 9 de octubre se inauguró un mercadillo de época en la plaza de Cervantes, que siguió celebrándose en los años siguientes ocupando cada vez más calles del centro histórico, y con nombres variados -Barroco, Siglo de Oro, Quijote...- hasta convertirse en el abrumador Mercado Cervantino de hoy en día.
Y será este acontecimiento de ocio el que siga marcando la senda festiva del 9 de octubre. O de 29 de septiembre, pues según dejó sentado en 2008 el Cronista Oficial de la Ciudad, Vicente Sánchez Moltó, a través de una concienzuda investigación del libro de bautismos y otros documentos de la época, fue la fecha segura, y no solo más probable, del nacimiento de Miguel de Cervantes. Pero tendría que ser el Ayuntamiento el que, a nivel oficial, debería cambiarlo, aunque no parece que esté por la labor. El objetivo ahora es conseguir la declaración de fiesta de interés nacional para el Mercado, donde está sepultado, más que incluido, el centenario San Cervantes.
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