Desde entonces, ese anhelo se ha convertido en una prioridad, al menos de boquilla y en papel, de los munícipes y próceres locales. Pero aquella primera intentona apenas pasó de una ilusión, a ojos de hoy, muy entrañable. El Gobierno regional, con Gallardón y el consejero Villapalos a la cabeza, se limitaron a prometer sin cumplir; y el Ministerio de Educación Cultura, con la ínclita Esperanza Aguirre al frente, qué ironía, ni se molestó en hacer caso. La celebración dejó, no obstante, dos herencias muy provechosas: por un lado, la celebración a lo grande del 9 de octubre, una fecha festiva que ya no pasa desapercibida en el almanaque complutense, aunque algo aplastada ya por Mercado Cervantino que todo el mundo llama Mercado Medieval; y por otro, la concurrida Biblioteca Municipal Cardenal Cisneros, la angulosa mole que acoge también la hemeroteca y el archivo municipales y cuyo estreno fue vinculado oportunamente a la conmemoración, aunque estaba proyectada de antes.
Se dijo entonces que en 2005, el año en que se celebrarían los cuatrocientos años de la publicación del Quijote, otro gallo cantaría. Y en efecto, así fue. Aunque más que canto, sonó a graznido estruendoso.
El Corral de Alcalá, construido en 1601, se reabrió restaurado en la primavera de 2005, en el marco del 'Año Quijote' (foto extraída de www.corraldealcala.es) |
La recuperación de la hermosa bombonera de la plaza de Cervantes fue, casi con toda seguridad, lo único que a la larga mereció la pena de aquel ‘Año Quijote’ que, también ya entonces se anunciaba, disfrutaría de nuevas cimas en 2015 y 2016, en que se conmemorarían la segunda parte del Quijote y la muerte del escritor, respectivamente.
Nadie podía imaginar hace una década que estos nuevos ‘años cervantinos’ coincidirían con cambios en el gobierno de la ciudad y con una interinidad prolongada en el poder ejecutivo del Estado, así como con una devastadora crisis económica. Pero a pesar de estas coyunturas se hizo un esfuerzo, más aparente que real, visto lo que ha venido, y se diseñaron programas de actividades que, en el caso de Alcalá, podían tener mecenazgo privado merced a ventajas fiscales permitidas por la Hacienda pública, siguiendo el modelo del exitoso ‘Año Greco’ de Toledo.
La agenda de eventos y proyectos presentada hace algo más de un año por el Ayuntamiento, sin embargo, no llegó a desarrollarse en su totalidad, siendo imposible saber su plasmación exacta, y en consecuencia el alcance de la tomadura de pelo, porque es muy difícil encontrarla a día de hoy. Aunque al menos en teoría la celebración no acaba hasta el próximo 23 de abril, según ha manifestado el alcalde en repetidas ocasiones, de modo que todavía existe la posibilidad de encontrar algo distinto a lo que han sido todas las celebraciones cervantinas de Alcalá en estos veinte años: efímeras, de consumo casi exclusivamente local y entreveradas con más de un disparate.
Estatua dedicada a Astrana Marín (foto de José Carlos Canalda, -www.jccanalda.es) |
Pero ya está cerca el momento en que todo habrá pasado y por delante vendrán muchos años de descanso sin efemérides cervantinas. Ya no hará faltan más alardes fatuos ni más mentiras, ni tampoco más derroches del presupuesto, para vender el símbolo de Cervantes con la justificación de la legítima redención de su patria chica por la vía de la educación y la cultura. Nada hay más ajeno a estas dos materias que los fuegos artificiales; al igual que lo son el trabajo callado y tenaz, el consenso y las inversiones a largo plazo a los políticos de todos los colores. Y además tampoco existe una movilización vecinal clamando por más libros, por teatro, por buenas conferencias, por el mejor cine... Así que, aquí paz y después…
En 2047 se cumplirá el medio milenio del nacimiento de Miguel de Cervantes. Con que exista para entonces una comuna de hombres y mujeres-libro al estilo Farenheit 451 al otro lado del río ya nos podremos dar con un canto en los dientes.